30º aniversario de la LISMI

La LISMI. 30 años de recorrido

Por Isabel Bayonas, Comisionada de Familias del CERMI

23/05/2012

Estamos celebrando con íntima satisfacción el 30 aniversario de la Ley de Integración Social de los Minusválidos-LISMI y para todos aquellos que ya formábamos parte del movimiento asociativo significó, igual que para las personas afectadas, la esperanza de poder disponer de derechos reconocidos saliendo de situaciones graciables y, por consiguiente, de indefensión.

Fue una ley rompedora y moderna que creó un marco legal transversal, ya que abarcaba las diferentes situaciones que se presentan a lo largo de la vida, fundamentándose en los principios de la Constitución española ya que en el artículo  primero se reconoce “…. a los disminuidos en sus capacidades físicas, psíquicas o sensoriales para su completa realización personal y su total integración social, y a los disminuidos profundos para la asistencia y tutela necesarias”
Hoy esta declaración la observamos como un principio superado y transformado por la natural evolución  del entorno político y social que dentro del bienestar de la sociedad se orienta definitivamente hacia principios más justos, naturales y de igualdad.

La LISMI fue la primera Norma que vino a dar a las personas con discapacidad o con otras capacidades el primer marco de protección jurídica obligando a los poderes públicos a llevar a cabo políticas de prevención, tratamiento, rehabilitación e integración de las personas con discapacidad, reconociéndoles por vez primera, su individualidad.

Fue desde el principio un referente progresista acercándonos a los países más desarrollados y no cabe la menor duda que fue el pilar sobre el que se sustentó la legislación posterior ya que sobre sus principios se fueron incorporando leyes, decretos y reglamentos que, en su mayoría, conforman todo el espectro sobre el que se asientan los modelos que rigen tanto en educación, sanidad, empleo... sirviendo asimismo para desarrollar un entorno social activo que se incorpora cada vez más a las políticas de inclusión.

Es cierto que su desarrollo evolucionó en algunas ocasiones con mayor o menor fortuna mostrando algunas carencias pero la valoración general es indiscutiblemente un balance muy positivo.
Fue sin lugar a dudas el motor que impulsó la “visibilidad” de las personas con discapacidad hacia leyes que protegían y amparaban sus derechos.

Para el mundo del autismo de manera particular, es una doble celebración ya que también significó el reconocimiento del mismo e incluso se establecieron las ratios de atención por esas mismas fechas.

El disfrute y el empeño en ajustar la legislación a la realidad de las personas con discapacidad podría llevarnos al olvido de las grandes gestas y sería imperdonable no tener un recuerdo de gratitud hacia los legisladores de la LISMI. 

Gracias a este recorrido hoy podemos asumir los retos de la Convención asegurándoles el protagonismo que les corresponde como miembros de pleno derecho en las sociedades presentes y futuras.

En consecuencia todos tenemos que sentirnos satisfechos de esta onomástica en la que debemos participar legisladores y sociedad.

 

Isabel Bayonas, Comisionada de Familias del CERMI y presidenta de la Federación Española de Asociaciones de Padres de Personas con Autismo (Fespau)